Tuesday, December 05, 2006

Once horas















Once horas que no se de tí...
apuesto que llamarás a las once.
Cuarenta y tres veces he revisado mi teléfono
para comprobar que aún funciona.

Cuarenta y tres como tus años,
esos que te otorgaron la experiencia
para llevarme a la gloria cuando estamos juntos
y para enclaustrarme en el infierno cuando no estás.

Tú sabes cómo duele; las entrañas arden y convencen
de que sería mejor abandonar el cuerpo
para ir tras el bálsamo que alienta los sentidos...
tu voz...

Tu voz...
te niegas a regalarme su música
y te escondes,
te callas,
te amarran.
Me dejas en un silencio
lleno de ruidos.

El fuego me devora por dentro,
pero la distancia y el silencio
te hacen ajeno a mi sufrimiento.
Eres mi mayor necesidad,
pero no te escucho, no llamas, no estás.

El horizonte de mis ojos
se inunda de gotas de sal...
de lágrimas del mar.

A las once... llamarás a las once
cuando me cubra el sueño
y olvide los reproches.

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